HOMILÍA DEL DOMINGO 16º DEL TIEMPO ORDINARIO (23 julio 2017)
Cuántas veces al contemplar el mal del mundo decimos: ¿hasta cuándo?, ¿dónde está la justicia de Dios? Vemos con dolor a corruptos, maltratadores, violadores, pederastas, mafiosos…
Contemplemos la misericordia de Dios:
Para que la cizaña se vuelva trigo.
Tener la mirada de Dios: indulgencia, compasión, no condenadora, ni criticadora.
Para con la cizaña que hay en nosotros:
intransigencia con el mal,
erradicarlo por amor a Dios, con perseverancia.
Abrir los ojos por la pequeñez del Reino: es oculto, como la mostaza.
Confianza porque crece de modo imparable y tiene potencialidad, como la levadura.
Nos acogemos a la paciencia de Dios, que nos alimenta con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.