HOMILÍA DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR (6 agosto 2017
- nslaasuncion
- 11 ago 2017
- 1 Min. de lectura

Muchas veces nuestra mirada nos juega extrañas pasadas, para preguntarnos cómo no me he dado cuenta de lo que pasa.
La mirada de los apóstoles fue transfigurada:
Nuestra vida cotidiana debe revelar su deslumbrante profundidad: el mundo, las personas, los acontecimientos son rayos de la luz de Dios.
Debemos pasar de la somnolencia a la vigilancia del corazón:
Debemos tener pobreza interior para estar atentos a la presencia divina en la vida diaria, capaces de percibir un rayo de su luz donde parece que solo hay oscuridad.
Debemos ser silenciosos y orantes, para escuchar a Cristo, Palabra de Dios.
Debemos ser verdaderos discípulos, dispuestos a perder la vida cada día por Cristo y por el Evangelio.
Hoy nos hemos de reflejar en la imagen de Jesús del Gran Poder, para reflejar sus actitudes de vida:
Firmeza y seguridad en sí mismo y en su conducta, aunque no guste a sus amigos.
Humildad, desde la identificación con nosotros mismos y nuestra pobreza.
Misericordioso ante las debilidades y marginación de los demás, pues no vive para sí.
Cariñoso con todos, tierno desde una mirada de gracia que nos ofrece.
Partícipe del dolor y del sufrimiento, hasta el extremo.
Perdona a los pecadores, pues había venido a salvar, no a condenar.
Glorioso, pues en la humanidad transfigurada manifiesta algo del triunfo de la resurrección, como Rey de reyes y Señor de señores.
Hoy Santa María de la Salud y Esperanza nos hace mirar a Cristo con confianza, pues es posible vivir en cristiano. Ella es signo y estímulo para acercarnos a Cristo. Santa María, ruega por nosotros.
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