HOMILÍA DEL DOMINGO 4º DE PASCUA
Yo soy el Buen Pastor, todo un símbolo que nos trasmite confianza, pues no vamos perdidos ni descarriados, ni vamos como ovejas sin pastor.
Nos llama por nuestro nombre, nos conoce personalmente tal como somos en este momento, desde dentro.
Escuchamos su voz, le conocemos y le seguimos: ¿somos, de verdad, sus ovejas?
La voz de Jesús está viva en la Biblia, en la oración, en los pobres.
No podemos vivir sin las palabras de Jesús, pues nos da vida eterna, para lo que se ha entregado hasta la muerte, para dar vida.
Jesús va delante de nosotros y nosotros le seguimos hacia buenos pastos.
Puesto que hay ovejas que no están en el redil, necesitamos vocaciones religiosas y sacerdotales.
Necesitamos pastores que lleven la Palabra de Dios a todos los que aún no la han escuchado, para que puedan experimentar la alegría de conocer al Buen Pastor y escuchar su voz.
Personas que dediquen su vida para que en todos los rincones de este mundo llegue la palabra y el conocimiento de Dios, llevando alegría, paz, justicia y amor.
Nosotros necesitamos ser buenos pastores de otros y con el ejemplo de nuestras vidas les ayudemos a conocer y seguir al único Pastor, que es el Señor resucitado.
Necesitamos niños y jóvenes que escuchen esta llamada y sean generosos para entregar sus vidas a la causa de Jesús y de su Evangelio.