HOMILÍA DEL DOMINGO 1º DE CUARESMA (5 marzo 2017)
La Cuaresma es un tiempo terapéutico para la interioridad --> ponerse a régimen para vivir más sano.
Estamos en el desierto, espacio de encuentro, silencio, soledad, prueba.
Tentaciones que arruinan la vida: poder, triunfar, poseer, ser yo el centro, sentirme fuerte y seguro.
La vida nos lleva al desierto: enfermedad, soledad, ruptura dolorosa, fragilidad, liberación.
Hacemos una opción de vida, en función de la misión que tenemos cada uno: ¿para qué vivo?, ¿a dónde se dirigen mis pasos?, ¿cuál es el proyecto de estar en el mundo?
Estamos hambrientos de su Palabra para compartir el pan, solidarios en la comunión con otros, en fidelidad a Dios.
Jesús, en el desierto, se pregunta cuál debe ser su camino en la vida. Y le vienen a la cabeza varios proyectos, que acaba por desechar, porque son simples tentaciones que le invitan a caminar por sendas equivocadas. ¿Y tú?
¿Te has planteado en serio alguna vez tu “proyecto de vida”?
¿Lo tienes? ¿Cuál es?
¿Lo tienes sencillamente dormido, olvidado, perdido?
Si ya lo tienes, ¿necesitas reavivarlo, fortalecerlo?
¿Se te ha ido de las manos? ¿Necesitas recuperarlo?